jueves, 28 de enero de 2010

SOS

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Como podéis deducir por el título, éste es un mensaje de petición de ayuda.
Ayer ocurrió en Kumasi una pequeña catástrofe, de esas que no salen en los telediarios porque no son ni una décima parte de los grandes desastres que desgraciadamente ocurren en el mundo, pero para alguna gente de aquí ha tenido consecuencias, en este caso perder la casa.
Tengo que decir que pude vivirlo en mi piel, cuando al caminar por la calle de vuelta a casa, en cuestión de segundos, nos empezó a golpear un fuerte viento por la espalda. Cuando quise darme la vuelta para mirar, sólo pude ver una gran nube de arena, basura, sombrillas de los puestos y demás objetos volando hacia nosotras. Un segundo, porque la arena me cegó completamente, el viento nos empujaba y nos tiramos a refugiarnos entre dos coches.
Nunca se me olvidará ese segundo, un segundo en el que la incertidumbre de no saber lo que tienes detrás, no sabes si es sólo lo que ves o sólo es el principio de algo…   pero no fue nada, se pasó rápido y cuando llegamos a casa nos sentimos a salvo. Pero a las 2.30 de la mañana recibo una llamada de Margaret, mi profesora del colegio, a la que aquí llamo mami. El viento había tirado su casa. Creo que en ese momento sentí que se me caía la mía encima, y supe que lo primero que tenía que hacer hoy era pedir ayuda.
Margaret vive en un pequeño pueblecito llamado Afrancho, trabaja como profesora en el colegio y es una bellísima persona. Desde el primer día la consideré como mi mamá africana, así la llamamos Sara y yo. Conocimos su pueblo hace unas semanas cuando fuimos a visitarla y a ver su casa y su familia. Es viuda, tiene 4 hijas, dos de ellas casadas y con hijos y otras 2 estudiando aun. Madeleine, la pequeña (bueno pequeña de 18 años), nos adora  y nosotras a ella.
Margaret vive con su madre, dos de sus nietos, sus hermanos y sobrinos… aquí en África las familias viven todas juntas. Las desgracias nunca vienen solas y hace un año una tormenta también se llevó la mitad de su casa por delante. Tres de las habitaciones quedaron totalmente al descubierto e inservibles, por lo que tuvieron que apilarse en lo poco que les quedaba. Víctor Manuel, uno de los cantantes españoles que colabora en el disco de Cantos de Ghana estaba aquí justo en ese momento y le dio un poco de dinero para que comenzara a construirse una casita. La casita está empezada y poco a poco la va construyendo, ahorrando como puede y cuando puede del mísero sueldo que cobra: 80 cedis, lo que equivale a 40 euros al mes.
Hoy compra unos ladrillos, mañana un poco de cemento, tenía guardado la mitad del techo en su habitación para cuando pudiera ahorrar para comprar el resto  y pagar a quien se lo pusiera. Cuando fuimos a verla ya habíamos pensado en ayudarla para que pudiera acabar la casa en menos tiempo, pero el tiempo no nos ha dejado y ahora la ayuda necesaria es mayor.
No os podéis imaginar lo noble, trabajadora, agradecida y buena persona que es esta mujer. Siempre que hablamos con ella nos sigue diciendo Estoy bien, gracias a Dios. Increíble pero cierto.
Si alguien se merece una ángel en esta vida, ésa es mi mummy.

sábado, 23 de enero de 2010

Revolución en la escuela



Conseguimos salvar un montón de pinturillas y rotuladores, plastilina, juegos… ¡limpiando uno a uno! Pero mereció la pena. Y los niños se revolucionaron, porque los profesores lo estábamos, y entraban y salían de esa clase que se hizo para ellos pero nunca habían pisado, y jugaban y buscaban, y hacíamos concursos improvisados de canciones y bailes para repartir los juguetes que en colegio no servían… y nos lo pasamos genial.



Y Bonsu se puso las botas, no le cabían más cosas en los bolsillos, porque los profesores decidieron dejarles que cogieran lo que quisieran antes de tirarlo a la basura, y la verdad es que quedó poco. Todos esperaban su turno para coger su cacho de juguete, y era tan divertido ver las utilidades que se podían sacar… suena a tópico, a lo típico que se dice en estos casos, pero con qué poco eran felices. 


















Otro pequeño trabajito hecho

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Poco a poco vamos avanzando en cositas en el cole. Esta vez ha sido limpiando una clase de material que no ha sido utilizada desde que se inauguró. Y de aquí salen muchos problemas. Algunos, como los nidos de araña, hormigas, ratones, cucarachas…, son fáciles de solucionar; otros, como la concienciación en la utilización de materiales y juguetes con los niños, el aprendizaje de cómo utilizar y cuidar estos materiales y la formación en general del profesorado, son más difíciles.
Después de una semana trabajando, encerradas entre polvo y trastos, tuvimos que tirar la mayoría de juguetes y materiales inservibles que había debajo. Muchos porque el tiempo los había estropeado, otros podían haberse tirado desde el primer día, o directamente haberse quedado en España.
Y, es que, no nos damos cuenta del flaco favor que hacemos cuando tenemos algo que no nos sirve en casa y decimos esto a los niños de África seguro que les sirve. Hay cosas que sí, pero hay cosas que cabrean. Porque nos encontramos piezas de ajedrez sin tablero (aun habiendo tablero, no conozco a ningún niño de esa edad que sepa jugar al ajedrez), tampones de empresa o de oficina, juguetes rotos (o aparentemente bien para quien no los conoce) que no cumplen la finalidad que deberían… e infinidad de ejemplos más.
Pensemos lo que mandamos, a dónde lo mandamos y para qué lo mandamos. ¿Dónde está el equilibrio?
Todo este material había sido mandado desde España y traído al colegio por Iker, un chico al que no tenemos el gusto de conocer pero que ha estado en el colegio años anteriores. Y para que los profesores sepan cómo utilizar la ayuda que les llega vamos a buscar una solución.
Tenemos muchas ideas en mente, pero de momento el día a día es lo que cuenta. Sabemos que contamos con el apoyo de toda nuestra gente, y eso nos da muchas fuerzas. Porque esto no acaba dentro de 3 meses cuando volvamos a España. Se puede decir que algo está empezando.

domingo, 17 de enero de 2010

Lo que es un grupo...

Todo el mundo dice que seguro que estoy recibiendo mucho con esta experiencia. Por supuesto que sí. 

 








Pero también el otro día recibí mucho desde España... y como a Fer le hace ilusión que os dedique un post y la verdad es que os lo merecéis... porque seguís siendo igual de capuyos que siempre, por engañarme de esta manera... El mejor regalo de Navidad, aunque tardó mereció la pena.

domingo, 10 de enero de 2010

*El norte hay que verlo*

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Antes de nuestra salida hacia el norte pudimos intercambiar las impresiones del mismo viaje que unos días antes habían hecho nuestros amigos madrileños y amigas menorquinas. Fuimos en tres tandas seguidas pero con distintos resultados.
Poniéndonos en situación, el norte de Ghana es una región de sabana, en la que a medida que vas subiendo la vegetación se convierte en estepa y la temperatura aumenta por el día y disminuye por la noche, es un calor más seco, donde el polvo constante en el ambiente hace difícil la respiración, y por supuesto siempre estás llena de polvo. Además, a nosotros se nos ha juntado con el Harmattan, los vientos del norte que vienen del Sahara y forman una niebla de arena en el ambiente, y las temperaturas se asemejan más a las de esta región.
El viaje hasta Tamale, la cuarta ciudad más grande de Ghana y la capital de la zona norte, nos llevó 7 horas, a pesar de que sólo nos separaban 400 kilómetros de distancia, pero como ya sabéis, los viajes en África no son fáciles. Pero, mereció la pena porque “el norte hay que verlo”.
Y lo vimos, y vimos mucho, toda la fauna del norte de Ghana, mamá tierra estaba de nuestra parte ese día. Porque conseguimos ver elefantes ciervos, babuínos, jabalíes, suricatos y varios tipos de monos, entre otros muchos animales. Bueno, no está mal. Y un maravilloso cielo de estrellas, puestas de sol increíbles y pueblos de casas exactamente iguales que en Khanhiwara, “la aldea de los hombres”. Un safari a las 7 de la mañana muy productivo.
Todo ello en el Mole Natural Park, donde nos alojamos en el hotelito que hay en medio de ese paraje, y donde los babuinos, los jabalíes y los ciervos te esperaban en la puerta de la habitación. No tuvimos la suerte de que nos entraran en la habitación como a Tati, Nuria y María cuando fueron y nos revolvieran todo, pero nos hicieron compañía cada vez que salíamos o incluso mientras comíamos y nos refrescábamos un poquito en la pisci.
Larabanga, es un pueblecito cerca de Mole, en el que pudimos ver la mezquita más antigua de Ghana y una de las más antiguas de África del Oeste. Unos chicos muy simpáticos nos acompañaron a visitar todo el pueblo, dimos un paseo por las casas, viendo a los niños y a las familias, y viendo cómo llevan la remodelación de la escuela. Unas chicas alemanas voluntarias hace unos años comenzaron a construir una escuela para el pueblo, haciendo muchos avances. Ahora son ellos mismos los que están siguiendo adelante con el proyecto de seguir haciendo módulos y mejorando las condiciones de lo que ya tienen. Y lo hacen con el dinero que los turistas les dan voluntariamente cuando van a visitar el pueblo. Una forma muy inteligente de sacar partido a su riqueza y de invertirlo de la mejor manera, en la educación.
Así acaban nuestras vacaciones navideñas, con una experiencia nueva, una fiesta en Accra que nos debe nuestro amigo Pedro, porque no creyeron en el 1% de la esperanza y perdieron la apuesta: vimos elefantes. Con un objetivo cumplido porque “el norte hay que verlo” y con unas ganas terribles de ver a los niños en el cole y empezar de nuevo.

domingo, 3 de enero de 2010

**Nuevas estrellas en el camino**

Empezando el año tuve la suerte de despertarme de la siesta con las voces de gente nueva. Voces españolas. 
Esa noche teníamos invitados en casa. Así la tarde y noche del día 1 la pasamos conociendo, una vez más, pequeñas estrellas. 
Nuria, Tati y María, tres chicas menorquinas, que venían con el padre de Nuria, un hombre que lleva viniendo a Ghana 12 años y éste las tocó a ellas; y Pedro, un madrileño que trabaja en la embajada española por un año, y sus dos amigos que han venido a visitarle, Pablo y Jorge. Una noche estupenda.

*Una navidad diferente*

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Parece que aquí la Navidad se va acabando. Los Reyes Magos no existen asique después de Año Nuevo no queda nada más que celebrar. Empiezo por la Nochebuena, unas Navidades peculiares.
La frase del día era “no nos hemos visto en otra igual”. Lo que estábamos acostumbradas a que fuera una noche gélida, con nieve en muchos casos, tomando champán con los amigos antes de ir a cenar con la familia, una cena copiosa, y luego más fiesta en casa o fuera… se convirtió en una cena de arroz con pollo corriendo para ir a la Iglesia. Y, es que, en Ghana la religión es lo más importante de la vida de las personas, (dedicaré un post sólo para este tema, que es muy extenso). Todos vestidos de blanco para celebrar el nacimiento del Niño, cantando, bailando y los niños quedándose dormidos.
 El caso es que la Navidad fue un poco peculiar, porque al día siguiente la gente se echó a la calle con sus mejores galas para ir a la Iglesia de nuevo, y por la noche otra cena,  y este día sí que se celebra en condiciones. Bailes africanos, las españolitas vestidas de Papá Noël, poniendo la guinda, y bebiendo un poco de todo.
   El día 26 es el día de las familias y es cuando aquí se reúnen todos para comer, una comida copiosa. Y es que, hasta los más pobres, sacan de donde sea para tener ese día arroz y pollo. Es su comida especial, porque, antiguamente no podían comer arroz y pollo todos los días, era un privilegio, por lo que este día todo el mundo consigue un pollo para comer, lo saquen de donde sea. Y  los niños esperan este día como los nuestros a los Reyes Magos, porque saben que van a comer pollo con arroz, que les encanta y para ellos es un lujo, y los más afortunados saben que tendrán un vestido nuevo que estrenar.

Los días siguientes los aprovechamos para ir a visitar a los amigos a sus poblados, a sus casas, y a llevarles los regalos de Navidad. Estuvimos en Pexti, uno de los miles de pueblecitos que hay alrededor de Kumasi y muy cerquita de nuestro colegio en Sabin Akrofrom, en casa de Anna, una profesora del colegio. La llevamos una tela para que se hiciera un vestido, con la típica tela ashanti, y regalitos para sus niños. Nos recibió como siempre lo hacen aquí, y juntas preparamos fufú para comer.

No hay nada más especial hasta la noche de fin de año. De nuevo, todo el mundo va a la Iglesia, para entrar en ella en el nuevo año, junto con la comunidad, pero este día nosotras no participamos de esta celebración. Una cenita en casa de unos amigos, vestiditos de verano y escuchando las campanadas españolas por teléfono, porque de las de aquí ni nos enteramos. Un día de fiesta nocturna, con mucha gente al principio pero sin grandes diferencias a la de cualquier otro día. 

Hemos entrado en el nuevo año, y la nueva década, de una manera sencilla pero acogedora, pasando calor, y compartiendo tradiciones. Desde luego, será una experiencia inolvidable. Espero que todo el mundo lo hayáis hecho de la manera más feliz posible. Empieza un nuevo año, y continúa una nueva vida.
¡¡Feliz 2010!!