lunes, 7 de diciembre de 2009

Durmiendo en África

Son las 23.30 h de la noche, las 00.30 h en España. Aquí todavía es día 4, allí ya es día 5. Cuando termine de escribir esto estaremos viviendo en el mismo día de nuevo.
Mi problema es que ya estaba medio dormida pero una importuna llamada me ha despertado y  me he activado.
Qué otra cosa puedo hacer, ponerme a escribir en nuestro saloncito. Sara está leyendo porque no puede volver a dormirse y creo que no tiene más ganas de verme hasta mañana.
Os preguntaréis qué hago dormida a estas horas. Lo que todo el mundo aquí, teniendo en cuenta que nos levantamos a las 6 de la mañana.
Si ahora mismo saliera a la calle (cosa inviable yo sola a estas horas) me encontraría diversos panoramas dependiendo de las zonas, la ciudad y los habitantes. En Elmina me encontraría a la gente durmiendo en la calle, en cualquier sitio, en una barcucha, encima de una mesa, en el suelo… tan agusto. Probablemente, tendría que sortear a alguien para no pisarlo o despertarlo, como ya hicimos cuando estuvimos allí. No es un problema de falta de hogar (haberlo haylo, pero son para otros fines) o quizá la mitad de la familia está durmiendo dentro y el resto fuera, o quizá simplemente el sueño les vino en ese lugar y en esa posición y no hay más que hablar.
En cuanto a lo de dormir en cualquier sitio yo no tengo ningún problema de adaptación, más bien soy toda una experta en la materia, lo único malo de hacerlo en la calle para mí, es la exposición a la malaria. Esta gente que duerme plácidamente son carne de cañón para los mosquitos hambrientos que salen por la noche.
En otros lugares, habrá gente charlando a la puerta de sus casas o sus negocios, algunos quizás todavía abiertos. La noche es un momento de reunión porque, como dice Ryszard Kapuscinski, “la oscuridad divide y, por eso mismo, hace más fuerte el deseo del hombre de estar junto a otro dentro de un grupo, de una comunidad”.
En Kumasi hay varios barrios, pueblos, comunidades con distintas características. En algunos hay luz eléctrica en las calles, en la mayoría afortunadamente, en otros se ven susurros de velas, fogatas para quemar la basura o simplemente gente charlando en la oscuridad. Y esto es peligroso, porque es cierto que no hay nada más negro que un negro en la oscuridad, y puedes llevarte el susto de tu vida.
Por la noche se duerme poco, pero se recupera durante el día. La mayoría de la gente no tiene un trabajo fijo, simplemente venden en sus puestos, para comer ese día, quizás ahorren para una semana, si se da bien, pero no mucho más. Así que los que no tienen nada que hacer vagan por las calles y duermen cuando y donde pillan. Los que tienen puestos también lo hacen en sus momentos de espera e incluso los profesores echan una cabezada durante el recreo o la hora de la comida apoyados en la mesa. Puedo corroborar que no es incómodo del todo. Tampoco en un trotró es del todo incómodo dormir, durante un viaje, a pesar de los baches y de que te puedes partir el cuello; en un taxi, en el coche de camino y vuelta al colegio, en una barca en alta mar… El calor hace que sea posible, ayuda un montón. Y no hablemos en una misa a las 7 de la mañana. Éstas lo llaman dormir, yo lo llamo meditar. Este fin de semana Marco nos había invitado a dormir de acampada en la playa… pero el cumple de Cris y el gusano de Sara nos lo han impedido, para otra vez será.
También tenemos pendiente una noche en Kakum Park, el parque natural que visitamos, para ver a los animales en todo su esplendor.
Hay distintas formas de dormir, como formas de vivir. Y viviremos y dormiremos cada una de ellas. Al fin y al cabo, de la noche salen los sueños. A más noches distintas, más sueños distintos. Y a distintas formas de vivir el día, distintos resultados. “Si siempre haces lo mismo, no esperes resultados distintos”.

3 comentarios:

  1. Cris:
    El 17 de diciembre a las 18 horas en el salón de actos del Colegio Marista, concierto "Los Cantos de Ghana".
    ¿Vienes? Yo, sí.
    Cuidaros mucho.
    EL CAPI

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  2. Hola, soy Bea la pionera de scout.
    Miro tu blog todos los días porque me interesa mucho que tal te va en Kumasi.

    Un beso, cuídate, cuidales, y no dejes de escribir.

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  3. Bonita reflexión en el último párrafo.
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    Besos
    Alberto

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