viernes, 30 de octubre de 2009

Colegio Sabin Akrofrom

Cuando llegas a un colegio esperas ver varias cosas fundamentales: niños, profesores, aulas adaptadas y limpias, con material escolar, patios adecuados para jugar con porterías y canastas…como mínimo. No hablemos de los colegios con más recursos que pueden llegar a tener polideportivos.
Creo que sí estoy trabajando en un colegio porque hay muchos niños, hay aulas, simplemente, los materiales no los veo, los profesores no son profesores, no están formados para ello,  y el patio es un descampado en la selva donde hay unos desniveles que a nosotras nos cuesta salvar.

Estoy en un momento de saturación mental muy importante.
Lo que más me preocupa ahora mismo es la falta de recursos humanos más que de recursos materiales. Y, es que, los profesores no están cualificados para la enseñanza, tienen muy buena voluntad, son buenas personas pero no saben cómo hacerlo. Ahora mismo estamos en infantil porque, aunque saben que no es nuestra especialidad nos pidieron que les ayudáramos allí, ahora lo entiendo todo.
The nursery está apartada del resto del colegio, al final de un caminito en la selva, muy agradable por las mañanas cuando no hace calor y un poco insoportable a mediodía, sólo hay dos edificios de una planta cada uno que me recuerda a los teleclubs de los pueblos de la Vega palentina. Si cierro los ojos recuerdo la descripción que me hacía mi madre alguna de las tantas noches sentada en mi cama antes de dormirme de cuando los teleclubs eran la escuela del pueblo, sólo que aquí no hay que ir antes a encender la gloria.
Estamos viviendo el Cuéntame africano, y de esto me di cuenta del todo cuando conocí a mi clase, al profesor y la vara con la que castiga a los niños que se portan mal o no saben contestar correctamente.

Pero empecemos desde el principio. El número de niños por aula es desorbitado, la mía corresponde al 2º curso del 2º ciclo de Educación Infantil en España, es decir niños de 4 años. Son 52 niños en clase, no todos tienen 4 años, hay muchos de 5 y 6 años (aun no entiendo este criterio) en mesas y sillas viejas y descolocadas donde casi no existen los pasillos para poder moverse, los recursos materiales del aula son nulos: una pizarra, una estantería con los cuadernos de trabajo de los niños que pueden comprarlos, muchos otros se tienen que conformar con mirar cómo lo hacen los demás,  y unos pocos libros más que aparte de no ser útiles están llenos de cagalitas de ratón.
La mayoría de los niños no saben inglés (vienen de poblados de alrededor donde las familias sólo hablan twi, la lengua Ashanti) por lo que no entienden absolutamente nada de lo que se explica en clase, se imaginan algunas cosas y captan nociones básicas, no se comunican por dos motivos, la lengua y el miedo. Miedo a decir lo que no deben, y conmigo miedo porque soy blanca.

Pero este miedo se mezcla con la devoción. Como ya he dicho en algún sitio más, en mi vida me habían tocado tanto, nos persiguen a todos los sitios fuera del aula, nos piden permiso para tocarnos, nos miran, constantemente, nos saludan todos allá donde vamos.
No sé cómo explicar lo que se siente cuando ves a unas niñas cogiéndote la mano y mirándola, me mueven la mano, el brazo y siguen mirando, la huelen, me tocan los brazos, el vello y el pelo, y me vuelven a mirar. Con esa mirada, su mirada. Claramente para ellos somos superiores y no me gusta.
Evidentemente a medida que van creciendo se van dando cuenta de la realidad, pero no todos lo hacen, hay muchos mayores que no tienen la cultura suficiente y piensan igual que estos niños, y eso me inquieta aun más.


En Infantil en este colegio no existen las programaciones, no existen las etapas, los objetivos, contenidos, la metodología… los profesores no saben lo que es un proceso de aprendizaje. Un niño de 3 años no juega, porque no tiene con qué jugar, vaga por la clase y el patio, y están aprendiendo a escribir letras sueltas sin ningún sentido, simplemente por emplear en algo el tiempo. En mi clase pasa lo mismo,  y nuestro objetivo principal es enseñar a los profesores.
Tengo la suerte de que mi profesor es muy receptivo. Madame Cristina ¿qué vas a enseñarnos hoy? Él es el primero que quiere aprender, sabe que no sabe, y es muy buena persona. Lo que me dejó loca del todo fue cuando me dijo “el problema que tienen los niños africanos es que no pueden retener los conceptos, cuando van a casa se les olvida, los blancos sí tenéis esa capacidad”.
Por favor, mandadme fotos de gente blanca pobre, de escuelas de allí con menos recursos, de escuelas con más recursos, de todo lo que los niños tienen en casa para desarrollarse antes de ir al colegio y crecer como  deben… similitudes y diferencias que dejen claro que el color de la piel no es el problema.
Él es mi objetivo número 1, y me gusta porque es muy buena persona y tiene muchas ganas de aprender. Será un aprendizaje recíproco. Y estoy segura de que después será un buen profesor, y estoy segura de que después lo seré yo también.
“Aprendí a caminar, desde entonces corro.
Aprendí a volar, y desde entonces no tolero que me empujen para pasar de un sitio a otro”.
Así habló Zarathrustra (Nietzche). Y así será.

Mis vecinos

Todas las experiencias tienen su lado amargo, y esto sabía que me lo iba a encontrar, pero nunca se está lo suficientemente preparada para ver algo así, al menos no para verlo y quedar indiferente.
Quiero que conozcáis a mis vecinos, una familia de 6 hermanos que viven a nuestro lado en una casa abandonada, donde sólo tienen un cachito de tejado en una habitación, en la que duermen todos, el resto son sólo paredes. Una de ellas la usamos como red para jugar con ellos a vóley.   
Anadeba, la hija mayor de 13 años se encarga un poco de sus hermanos, unos niños desnutridos, descalzos la mayoría del tiempo, sucios, pero que parece que no se dan cuenta de todo lo que hay a su alrededor. Akuasí, Adwoa pequeña, Adwoa grande, Kwadwo y el bebé.
Después de estar jugando con ellos un buen rato, y verlos descalzos, a Akwasí comiendo de un plato donde el perro metía el hocico y de qué estaba compuesta su casa, les pedí permiso para entrar a saludar a su madre.
Una habitación en penumbras, donde los trastos y a mierda apenas dejaban sitio a las personas, una madre y un bebé. No habla inglés, sólo twi. Lo único que hizo cuando entré fue ponerme al bebé en los brazos. Un bebé desnutrido, con la tripa dura, con los ojos saltones como si estuviera ahogándose. Si no fuera porque vi a su madre muy tranquila le hubiera llevado a un hospital.

Me quedé allí con ellos, mirándolos, hablando con los niños, intentando aparentar tranquilidad y normalidad porque ellos estaban muy felices de que estuviera allí, pero no pude contener las lágrimas.

domingo, 25 de octubre de 2009

Amma Cristina

    En Ghana cada uno tiene su nombre propio y su apellido, el apellido de su familia, de su clan. Pero todos y cada uno tienen un primer nombre que les es asignado dependiendo del día de la semana en que hayan nacido. Esto me costó entenderlo un poco y luego me hizo mucha gracia porque no sabía hasta qué magnitud llegaba el asunto. Cuando me preguntaron en qué día había nacido y me dijeron que era Amma, por haber nacido en sábado, pensé que era algo así como el zodíaco nuestro, algo sin mucha importancia, pero no. Los nombres ghaneses de la semana se convierten en el primer nombre de cualquier persona, y puedes llamarlos por su nombre de pila o por su nombre ghanés. Si todo el mundo usara el nombre ghanés, la mayoría lo hacen, los nombres de Ghana se reducen a 7 para chicas y 7 para chicos.
Aquí os dejo los nombres ghaneses por si cada uno queréis saber el vuestro, sólo tenéis que mirar el día de la semana en el que habéis nacido y si sois chicos o chicas. La pronunciación no os la puedo decir por aquí pero os la podéis imaginar. Me lo podéis decir, para llamaros así, jeje.

DOMINGO:
                Chico: Akwasí
                Chica: Akosua
LUNES:
      Chico: Kwadwo
                Chica: Adwoa
MARTES:
                Chico: Kwabena
                Chica: Abena
MIÉRCOLES:
                Chico: Kwaku
                Chica: Akua
JUEVES:
                Chico: Yaw
                Chica: Yaa
VIERNES:
                Chico: Kofi
                Chica: Afua
SÁBADO:
                Chico: Kwame
                Chica: Amma

No sé si sabréis que Kofi Anan es ghanés. Ahora sabemos que su nombre de pila es Anan y que nació en viernes ;)

Cooperación, no limosna



Algo que me llama mucho la atención es que el ghanés no te pide nada, si puede te lo da, pero igualmente acepta lo que tú quieras ofrecerle. A la pregunta de Can I help you?, siempre te dirán Yes, thank you o Yes, you’re welcome, algo así como eres bienvenido a ayudarme, te acepto porque si te ofreces es porque para tí es un honor hacerlo. En España, por ejemplo, siempre que alguien quiere ayudar, rechazamos esa ayuda, con un no, gracias, ya lo hago yo, como algo cortés. Una pequeña reflexión que da mucho que pensar, y que demuestra la diferencia entre cooperación y limosna.


No es limosna porque la mano del que pide siempre está por debajo de la del que da, y éste no es el caso.

Primeras impresiones


Ahora es el momento de empezar  a escribir e ir conformando este pequeño diario e informaros de cómo son aquí las cosas, pero son tantas cosas las que he vivido en dos días que no sé por dónde empezar.
La primera bocanada de aire después de salir del avión nos costó darla unos cuantos segundos, un calor agobiante y mucha humedad hicieron que temiéramos por nuestra capacidad para adaptarnos a ello, pero no ha sido así. Seguimos teniendo calor, pero se puede respirar.


Nuestros primeros contactos en Ghana, Jonh Kusí, uno de los hermanos maristas con el que vivimos, Lisette y Marjoline, dos chicas holandesas que vienen con la misma organización que nosotras pero a trabajar con los niños de la calle, Kate, una ghanesa muy tímida y Rita. A Rita la dejo de momento porque merece un especial,  se puede decir que ella y su familia son la mía aquí ahora mismo. 





Todos dormimos en Accra esa noche, y después de que Natalia nos despertara a las 5 de la mañana por no haber cambiado la hora, nos levantamos a las 7 con la música de la calle, salimos a la azotea en pijama y nos pusimos a bailar mientras todo el mundo en la calle nos saludaba. Ghana está lleno de vida, desde las 6 de la mañana todo es movimiento, la gente saca sus puestos a la calle y los niños comienzan su largo camino a la escuela. Da igual hacerlo por medio de las vías del tren, o un grupo de niños solos con apenas 5 años, el caso es hacerlo feliz y si es cantando mucho mejor, saludando a la gente que como nosotras está perpleja en una azotea o cogiendo lagartijas con la cabeza amarilla. 

Un desayuno copioso para un largo día de viaje. Once  personas (5 españolas, 2 holandesas, 2 ghanesas y 2 “brothers”), 6 horas para recorrer unos 200 kilómetros y apenas medio metro cuadrado de espacio para cada uno. El rojo de la calle, suelo sin asfaltar, rojizo, como si fuera arcilla, barro en los sitios estancados, contrasta con el verde de la selva. Si añadimos el amarillo del sol sofocante tenemos la bandera de Ghana. Una bandera que está en todas partes, pañuelos, coches, casas… éstas últimas están pintadas de colores, un 40% de rojo con el logotipo de Vodafone (todo un imperio), un buen número con los colores de la bandera y otras al azar. No sé si se pueden llamar “casas”, digamos mejor  hogares o chabolas de madera, pero oye, tienen su encanto.

En la carretera no hay ley, las pocas señales de tráfico que existen son ignoradas por la mayoría, sino todos, los conductores y los pitidos (para avisar, no increpar) y la paciencia de la gente son los que rigen la circulación. No siempre asfaltado, los botes, el calor, el polvo que entra por la ventana abierta para poder respirar… no se notan. Hay tanto que ver a nuestro alrededor… y tanta pobreza.
Dejamos a María, Cris y Natalia en su casa y su cole en Boukrom, y nos dirigimos el resto al centro de la ciudad de Kumasi, hicimos algunas compras y dejamos a las holandesas en su nueva casa y Sara y yo por fin llegamos a la nuestra. Una grande pero humilde casa donde no hay agua corriente, nos duchamos con cubos de agua y nos peleamos todas las noches con la mosquitera, pero es divertidísimo, en África no podía ser de otra manera.

Todavía no hemos conocido a nuestros niños del colegio, pero sí a unos bebés de los que se encarga la familia de Rita, niños de la calle, que no tienen apenas nada y con los que trabajaremos de vez en cuando, cada rato libre que tenga procuraré ir a verlos. 

La comida es muy monótona, apenas varían entre arroz, pollo o pescado y salsas muy picantes, y fruta y hortalizas, popó (papaya), jam, coco, naranjas de color verde… en los mercados hay mucha variedad así que iremos probando todo poco a poco.

Se puede decir que desde el día en que me desperté en Accra, supe que había despertado en mi sueño, me queda mucho por conocer, por no decir todo, pero de momento los sentimientos son de felicidad, gratitud y ghanas de trabajar con toda esta gente que no tiene nada pero parece que lo tienen todo. No se preocupan por lo que no tienen y podrían tener, solamente por conseguir lo suficiente por subsistir y ser felices.

Lo suyo es de todos, y el clan es lo primero.

domingo, 18 de octubre de 2009

Ghanesa Scout

Increíble. Algo así sólo se les puede ocurrir a un grupo de profesionales en la materia, scowitos tenían que ser.
No sé cómo me sentiré siendo blanca entre los negros, pero gracias a vosotros he sabido cómo me siento siendo negra entre los blancos ;) Gracias por las ghanas y la ilusión que habéis puesto en mí. Os llevo en un libro, un diario y un álbum, pero sobretodo en la peluca que me pienso llevar en la maleta. 
Sé que hay scouts en Ghana así que los encontraré. Recibiréis noticias. Os quiero.

lunes, 12 de octubre de 2009

Cantos de Ghana

   

Este es el proyecto que este verano se ha desarrollado en el colegio donde voy a vivir, esos serán mis niñ@s, mi nueva familia.
Inma Serrano nos presentó el proyecto en persona en la universidad el otro día. Con lo que se gane de la venta de esos discos se construirá un nuevo colegio en Accra, la capital de Ghana.
Yo ya tengo el mío :)

MIL GRACIAS

Empieza la cuenta atrás, ahora en serio, ya no es algo lejano de lo que hablas cuando la gente te pregunta... ahora sí siento el cosquilleo de que mi vida va a cambiar en unos días, empiezan las despedidas, algunos llantos, es paradójico pero en estos momentos sólo se ven las cosas buenas de las personas (no quiere decir que de otra forma no), de todo lo que cada persona te aporta en tu vida....y cuánto vas a echarla en falta.
Y es que a veces no echamos de menos a la persona que se nos ha ido, sino a la parte de nosotros que se lleva con ella...
Me voy feliz, pero dejo muchas partes de mí aquí, en cada un@ de vosotr@s, los que hacéis que yo sea quien soy...
Gracias por todo el apoyo que estoy recibiendo, de una manera o de otra... y es que, por ejemplo, el simple hecho de llevar una camiseta con todo el amor de mis amigas, me hace sentirme más segura allá donde voy, porque os llevo conmigo.

sábado, 10 de octubre de 2009

*Espero...*




Nunca es demasiado tarde o demasiado pronto para ser quien quieras ser,
no hay límite en el tiempo, empieza cuando quieras,
puedes cambiar o no hacerlo, no hay normas al respecto,
de todo podemos sacar una lectura positiva o negativa, espero que tú saques la positiva,
espero que veas cosas que te sorprendan,
espero que sientas cosas que nunca hayas sentido,
espero que conozcas a personas con otro punto de vista,
espero que vivas una vida de la que te sientas orgullosa,
Y si ves que no es así, espero que tengas la fortaleza para empezar de nuevo.